Juan Mari Larrañaga Ysasi-Ysasmendi, autor de este blog

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lunes, 27 de febrero de 2012

Domingo B de la 1a semana de Cuaresma


PRIMERA LECTURA
El pacto de Dios con Noé salvado del diluvio


Lectura del libro del Génesis 9, 8-15


Dios dijo a Noé y a sus hijos: - «Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.» Y Dios añadió: - «Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.» Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL
Sal 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9


R. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.


R. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.


Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas. Acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.


R. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.


El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes.


R. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.


SEGUNDA LECTURA
Actualmente os salva el bautismo


Lectura de la primera carta de1 apóstol san Pedro 3, 18-22


Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios. Palabra de Dios.

EVANGELIO
Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían


Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 12-15


En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: -«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.» Palabra del Señor.




COMENTARIO


“Convertíos y creed en el Evangelio”, esta exhortación tan apremiante de Jesucristo resuena con mayor fuerza en este tiempo litúrgico de Cuaresma. ¿Qué significa la palabra Cuaresma? Según la R.A.E. es tiempo litúrgico de 40 días de preparación de la Pascua de Resurrección, caracterizado por la penitencia a partir del Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Ramos, día en el cual da comienzo la Semana Santa. Pero, ¿por qué 40 días? En recuerdo de los 40 días que pasó Nuestro Señor Jesucristo en el desierto sin comer ni beber y siendo tentado por el diablo. Pero hay más acontecimientos en la historia bíblica de Israel que nos pueden recordar esto mismo: los 40 días del diluvio (Gn. 7), los de Moisés que estuvo en el monte Sinaí para recoger las Tablas de la Ley (Ex. 24,18)...
La conversión, junto con la penitencia, son dos características importantísimas de la Cuaresma que van intrínsecamente unidas, pues no hay conversión, es decir, no hay vuelta a Dios, un cambio, una corrección en el camino torcido, sin hacer penitencia, esto es, sin dar satisfacción a Él, haciendo el bien y rechazando el mal...
Además de estas dos cosas, la oración es otra de las características fundamentales de este tiempo litúrgico, pues sin oración no hay conversión. Creer en el Evangelio no es posible sin saber quién es Dios en su triple naturaleza, esto es, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, a través, fundamentalmente, de la oración, ya que es en ella por la que nos podemos comunicar con Aquel que sabemos, mediante la fe, que nos ama (cfr. Santa Teresa de Jesús). 

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